jueves, 25 de septiembre de 2014

¡Me robaron el carro!

Por: Jennifer Murcia
¿Qué se requiere para ser un buen capitalino?, desde 2011 al parecer hay dos buenas estrategias para serlo: acostumbrarse a los robos que se presentan a diario en la ciudad, sin mencionar los crímenes pasionales e intolerancias en diferentes situaciones del día a día, o estar atento a los informes presentados por las autoridades y preparase física y mentalmente para la vida en la capital.

La Policía Metropolitana de Bogotá, con aval de la SIJIN y la DIJIN, elaboró un informe donde las cifras demuestran que la capital se volvió más insegura desde 2011. Entre los casos más repetitivos están los hurtos personales y ahora se le suman los ‘rompevidrios’ que se postulan como el tercer negocio más rentable de fuerza delictiva en el país.

En 2012, el indicador de hurto a vehículos dio como resultado que 12,4% de las personas con vehículo (3.582 miles de personas) reportaron el hurto de la totalidad o de una parte o accesorio de su automóvil para un total de 443 mil personas que reportaron haber sido víctima de esta modalidad de robo. Frente al registro de denuncias de este año, se sabe que, se roban en promedio seis carros diarios en Bogotá. Además la Policía Nacional tiene en sus registros que la mayor cantidad de atracos cometidos por los ‘rompevidrios’ se presentan en las localidades de Suba, Usaquén, Chapinero, Santa Fe, Teusaquillo y Engativá, Usme por su parte es la única zona de la ciudad sin casos conocidos, según el último informe de la DIJIN.

Aunque las alcaldías están tomando medidas preventivas, las diferentes modalidades de robo tienen asustado a más de uno, y con justa razón. Y es que el ingenio de los ladrones en este país parece no tener límites, el 70,6% de los robos han ocurrido por ‘halado’, es decir, los propietarios dejan sus carros estacionados en la calle y a su regreso, como truco de magia, el vehículo ya no está. A esta modalidad le sigue el atraco con arma, la forma en que los ‘amigos de lo ajeno’ aprovechan los semáforos en rojo, y con alto flujo vehicular, para romper los vidrios con un objeto contundente amenazando al pasajero y llevándose sus pertenencias. Pero ahora han mejorado las herramientas para cumplir el objetivo, lo último en moda para robar es el tensiómetro, sí, esos aparatos con los que se mide la tensión arterial, ahora los utilizan para expandir la puerta y poder meter una varilla para quitar el seguro y adueñarse del carro. ¿Qué tal los doctorcitos?

Además de todo, hay que entender, que en todos los casos de la vida siempre existen preferencias ante una cosa u otra, y para los ladrones esto no es la excepción. En Bogotá se roban tres veces más carros Chevrolet que de otras marcas como Mazda y Renault. Cifras del Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana, CEACSC, evidenciaron que de enero a julio de este año, en la capital fueron robados 616 Chevrolet, 217 Mazda y 213 Renault. Almenos hay que admitir que tienen buen gusto en marcas con motores de buena potencia.

Por otro lado, lejos de tratarse de entidades con individuos forzados a delinquir por la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso al campo laboral, y otras de las mismas justificaciones que solemos dar a los ladrones por sus actos, estas organizaciones se encuentran principalmente en las grandes ciudades, y son controladas por sujetos con acceso a la educación y al empleo. El jugoso mercado de lo ilegal, es el punto fuerte de motivación para conformar este tipo de bandas delictivas dedicadas al robo de partes de automotores o el vehículo completo; sus ganancias anuales son muy bien remuneradas en el mercado negro.

Sin embargo, hay opciones para reducir las probabilidades de ser atracado y estar madreando a todo el mundo si lo robaron, no se puede esperar a que el Gobierno cumpla sus compromisos de protección para que se pueda transitar en su vehículo totalmente tranquilo en Bogotá, por lo que está en todos crear un mejor ambiente en una sociedad consumida en el tiempo y las preocupaciones. La población bogotana demanda una agenda básica que garantice su seguridad y tenga una función beneficiosa con quienes enaltecen sus obligaciones cívicas.

Una medida de prevención del delito es la educación, una que consista en capacitar a los habitantes para defenderse de la delincuencia con consejos como: Evitar dejar el carro estacionado en la calle, no dejar las llaves del auto en parqueaderos que exijan dejarlas, ya que pueden duplicarla, evitar dejar artículos de valor a la vista, marcas los vidrios, el motor y otras partes del vehículo con el número de la placa y mantener los seguros y ventanas bien cerradas, especialmente en semáforos. Recomendaciones que aunque parecen obvias podrían mejorar este aspecto en Bogotá.

Cuando las cifras sobre la criminalidad aumentan se debería aplicar de manera inmediata una maniobra estratégica que proteja lo que está en riesgo. Se necesitaría una fuerza policial que trabaje de manera eficiente en las diferentes situaciones que se puedan presentar, con la colaboración del Consejo de Seguridad, para así obtener mejores resultados.


La impunidad no puede hacerse protagonista en estos casos, como suele pasar en Colombia, el Poder Judicial debe encontrar medidas sancionatorias ejemplares para generar tranquilidad en la ciudadanía. Y finalmente, en las próximas elecciones votar por el candidato que además de prometer una lucha contra la delincuencia explique la manera de enfrentarla, con los recursos y asociaciones, puede representar la primera solución del problema.

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